El amor a uno mismo, como todos los amores hay que cultivarlo. Nos pasamos la vida dando prioridad a otros, olvidándonos de nosotros mismos.

Nos enseñaron que para ser una persona educada y con valores deberíamos “ser buenos con las otras personas sin esperar nada a cambio” y que “cuanto más ayudas a los demás, más bueno eres”.

Sí no dime, ¿cuántas veces fuiste a ese lugar donde no querías ir porque estabas muy cansado ó simplemente no te gustaba, pero no querías “fallarle” a esa persona?

Parece ser que priorizarse fuera un acto de egoísmo, pero es una necesidad para tu propio bienestar y poder hacer felices a los demás. Por tanto, cuanto más tengo que me hace feliz, más posibilidades tengo de ser generoso.

Hablamos de querernos y priorizarnos, pero ¿cómo se ve esto en la práctica?

Piensa en cómo tratas a tu mascota o en alguno de tus hijos: seguro te preocupa si está bien alimentado, aseado, le compras las mejores cosas, le dices palabras de afecto, pasas tiempo con el, no dejas que alguien lo lastime y no te importa como se ve, así lo aceptas y lo quieres.

Ahora piensa cuáles de estos gestos haces contigo mismo, ¿Te alimentas bien?, ¿Te proteges de las personas que te hacen daño?, ¿Celebras tus logros?, ¿Te hablas con amabilidad?...

Quererse a uno mismo es la base de nuestro bienestar mental y la única vía para tener una buena relación con los demás.

Si esto es ser egoísta, lo acepto. Seré un egoísta que se responsabiliza de sí mismo y cubre todas sus necesidades, ¿Cómo quieres ser tú?.

Farid Dieck.